Thursday, December 16, 2010

Hemichromis lifalili, las crías llegan a los dos meses de edad con los padres.

El macho ha crecido a un tamaño superior a la hembra

Cría cambiando de patrón de color

El macho con algunas de la crias


 Las crías de los Hemichromis lifalili están cerca de cumplir los dos meses.  Para mi deleite los padres demuestran una tolerancia sorprendente con respecto a sus crías.  Porque me sorprende que los toleren?  Porque los peces Joya son conocidos por el fenómeno de canibalismo filial.  Que es el canibalismo filial?  El canibalismo filial ocurre cuando los adultos de una especie consumen a sus crías.  El ejemplo más trágico de este fenómeno es el pez ángel  Pterophyllum scalare. El pez ángel ha sido reproducido en masa en cautiverio décadas quitándole los huevos a los adultos y criándolos artificialmente.  Esto ha causado que los ángeles hayan perdido su instinto de proteger a sus crías y siempre terminen devorando sus huevos o crías.  Hace como diez años leí un artículo que decía que el 98% de los ángeles eran incapaces de completar los pasos mas elementales del ciclo reproductivo.
 En el caso del pez Joya el canibalismo filial se manifiesta cuando los padres pierden el instinto de cuidar a sus crías y las tratan como una presa más que está disponible para ser consumida.    Pero es importante aclarar que distinto a los peces ángeles el canibalismo en los peces Joya no ocurre al azar o por falta de instintos protectores, generalmente los padres se vuelven intolerantes de sus crías cuando están hormonalmente predispuestos a desovar nuevamente.    
Mis lifalili no han vuelto a desovar y hasta han engordado un poco desde el último desove.  Lo que creo es que las bajas temperaturas que han predominado en mi área por las pasadas semanas han inhibido el ciclo reproductivo de los adultos.  La temperatura local ha bajado a los 64F grados por la noche y por el día se mantiene en los setenta.  Estas temperaturas son comparativamente frías para estos peces del área tropical de África.  Sin embargo no han mostrado ninguna señal de molestia o daño por causa de las temperaturas en el rango de los 60F.
Las crías ya no huyen de mí, al contrario, responden a mi presencia con entusiasmo y nadan hacia el cristal cada vez que me aparezco cerca de la pecera.  Consumen con gusto todo lo que les ofrezco de comer, incluso atacan pedazos de comida muy grandes para ellos.  Los pececillos más grandes ya están adoptando la coloración de dos puntos, uno en la base el rabo y otro en el medio del cuerpo, que es característica de los juveniles y adultos no reproductivos de lifalili.  He visto algunos de los pececillos incluso morder a sus padres, los padres no parecen molestarse por semejante impertinencia de sus crías.
El macho ya es significativamente más grande que la hembra y demuestra una conducta más confiada y curiosa ante mi presencia.  El color rojo que lo caracterizaba cuando ocurrió el desove es difícil de ver ya que ha adoptado una coloración de un color marrón oscuro.  Los puntos azules siguen siendo notables y se han vuelto el detalle más sobresaliente de la coloración del macho.

Ya se pueden ver en las crías los puntos negros característicos de los juveniles y los adultos

El macho no es tan tímido como la hembra y se acerca al cristal si algo estimula su curiosidad

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